martes, 28 de junio de 2016

Tendencias del consumo actual

El consumidor actual está sujeto a un gran número de motivaciones. Estas son las principales tendencias.




Híbrido o multi-rol. 

Por un lado, mira mucho más las ofertas, sería lo que en Nielsen llaman ‘promosensibles’ e ‘hipersensibles’ al precio, pero por otro son capaces de gastar un dineral en una experiencia. El consumidor actual adolece de cierta promiscuidad, es muy racional en unas compras e irracional en otras, de manera que pueden comprar un billete low cost a París y allí alojarse en el hotel más caro.


‘Prosumer’. 

Vocablo formado de la combinación de proactive + consumers. El consumidor actual es proactivo, participa en la configuración del servicio y del producto a través de sus opiniones y comentarios, busca activamente la información que le interesa y la comunica, convirtiéndose en prescriptor. También es crossumer, es decir, cruza la línea que le separa del productor en la configuración de contenidos. Sería lo que en Nielsen denominan el ‘consumidor semiprofesional’.


Comprometido e indignado. 

El nuevo consumidor está más comprometido con su entorno: participa en los bancos de alimentos, se preocupa por el entorno y es muy activo medioambientalmente.


Más exigente y más narcisista. 

Es un cliente que desea más servicio, más atención personalizada. Busca nuevas opciones que satisfagan sus expectativas. Al disponer de una mayor comparativa aumenta su exigencia. Además, maneja mucha más información hasta el punto de que en ocasiones llega a la “infoxicación”.


Más viejo, pero más caprichoso. 

En 2020, se calcula que habrá más de 700 millones de personas mayores de 65 años. El envejecimiento de la población es un hecho. Ahora bien, a pesar de ser más maduro, en materia de consumo se comporta como un niño en el sentido de que necesita la novedad constante. Un comportamiento ligado a la velocidad que imprime la tecnología.


Más extremista. 

Tiene mucho que ver con la progresiva desaparición de la clase media, que ha optado por la prudencia y por arriar las velas a la espera de tiempos mejores. Esto se traduce en la polarización del mercado entre el lujo y el low cost.

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